Como agua para chocolate, Laura Esquivel

Sin duda podemos definir este libro como la manera más fácil de viajar a Méjico solamente a través de la lectura. Laura Esquivel nos transporta desde el primer momento al clima familiar y cultural del lugar.
La novela está estructurada en doce capítulos, que son sendas recetas de cocina, demostrando un alto conocimiento culinario del lugar, según los meses del año. 
La familia está compuesta por tres hermanas que viven con su estricta madre, llamada Mamá Elena, en la hacienda familiar, un rancho con animales y árboles frutales. Tita, la más pequeña de las hermanas está muy enamorada de un chico del pueblo, Pablo, sin embargo, la tradición familiar dice que la pequeña de las hermanas no podrá casarse ya que es la encargada de cuidar a su madre durante la vejez. 

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A pesar de ello, Pablo va a casa de Tita a pedir su mano, pero su madre se niega rotundamente, ofreciéndole la mano de Rosaura, su hermana mayor. Pablo acepta la petición  como un sacrificio, con la idea de poder estar más cerca de Tita, ya que él también se muda a la casa familiar después de casarse. La madre de Tita nota lo que ocurre entre ellos y la pena que siente su hija tras la boda, por lo tanto les impide pasar tiempo a solas hasta el punto en el que la salud mental de Tita comienza a empeorar. Entonces aparece John, el médico del pueblo, y se dedica a cuidarla y a intentar que mejore a través de su terapia y sus buenas acciones. Los sentimientos de Tita estarán reñidos entre John y Pedro, quién no puede soportar los celos cuando ve a John en la cocina con Tita.
Las tragedias familiares estarán marcadas profundamente por la dura represión que sufren las hijas de Mamá Elena, llevando a comportamientos rebeldes de sus hijas, como de Gertrudis, que decide abandonar la hacienda familiar e irse con un hombre del que se ha enamorado. Esta novela es un relato apasionado, desbordante de magia y de tradición culinaria que descubre una nueva dimensión del amor.

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