Érase una vez la taberna Swan, Dianne Setterfield

La famosa autora de El cuento número trece, nos trae esta vez una historia que comienza a orillas del Támesis, en un pequeño pueblo llamado Radcot.
En este pueblo se encuentra una famosa taberna con más de 600 años de antigüedad, llamada la taberna Swan. Este lugar tiene una función característica, ya que los clientes acuden a ella todas las noches para escuchar fantásticas historias.
Sin embargo, una noche esta función se ve interrumpida por la llegada de un hombre sangriento, sin conocimiento, y con una niña de unos dos años en las manos.
Al misterio sobre su procedencia se unen dos familias. Ambas están buscando a sus hijas desaparecidas, de la misma edad.

Una de ellas perdió a su hija hace dos años, mientras que la otra desapareció la noche anterior. Sin embargo, cuando las familias van a ver a la niña no la reconocen. Aunque la primera familia decide que quizá sea por el transcurso del paso de esos dos años.
Cuando el hombre se despierta, que resulta ser un fotógrafo itinerante, no recuerda nada acerca de la noche del accidente, pero sí sabe que la niña no es su hija.
Cuando despierta la niña, después de más de un día sin apenas pulsaciones, cuando incluso llegaron a pensar que estaba muerta, se dan cuenta de que no habla y apenas gesticula, por lo que no puede contarnos nada acerca de su pasado.
El río y la leyenda del barquero ayudaran mucho a conocer el desenlace de la historia. Dicha leyenda dice que hace muchos años, un barquero salió de noche a buscar a su hija perdida, y para que el río se la devolviera tuvo que quedarse preso allí, sin poder volver a su hogar jamás, a partir de ese momento el barquero se dedicaba a recoger los cuerpos de los accidentados por el río, y decidir si llevarlos a una u otra orilla según tuvieran que continuar vivos, o por el contrario, él considerase que su vida terminaba allí. ¿Quién será la misteriosa niña que ha aparecido?

«Con un estilo pulido y un ritmo ameno, Érase una vez la taberna Swan crea un misterio que tiene dos caras: uno en el mundo humano y otro que parece transportarnos a lo sobrenatural, a ese limbo entre la vida y la muerte que tantos mitos y cuentos han narrado; [...] uno se queda con la sensación de haber navegado por un relato bien armado que, como en un río tranquilo, nos ha mecido durante un rato.»
Inés Macpherson





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