Diario de un genio, Salvador Dalí
Salvador Dalí es uno de los artistas más conocidos a nivel mundial, fundamentalmente por ser uno de los precursores más importantes del surrealismo, sino el que más. Como él mismo dijo a José Bretón cuando quiso expulsarle del movimiento: “No podéis expulsarme del surrealismo, porque el surrealismo soy yo”.
Este libro es el diario de Dalí desde 1952 hasta 1964, en él, desvela día a día sus pensamientos, reflexiones, y sus descubrimientos/ensayos creativos.
Este libro es el diario de Dalí desde 1952 hasta 1964, en él, desvela día a día sus pensamientos, reflexiones, y sus descubrimientos/ensayos creativos.
Junto con su mujer Gala, Salvador Dalí nos ofrece una visión más pura de la época y de sus vivencias en Port Lligat.
Uno de los aspectos más relevantes a destacar de entre sus vivencias, es la figura autoritaria que fue su padre, un abogado de prestigio, en su infancia, algo que posteriormente influyó mucho en su personalidad en torno a la descompensación afectiva que sufrió, y que deja ver entre líneas. A pesar de ello, queda patente durante toda la narración, el amplio concepto que el artista tenía de sí mismo, tanto a nivel artístico como a nivel intelectual, dejando claro que en su vida, lo que más quería era a Gala, y después a sí mismo. También daba una constante importancia al dinero y al poder que consideraba que daba, creando el concepto de “Ávida Dollars”, al comercializar su arte.
El afecto, o más bien idolatría que sentía por Gala, le hacía identificarse como una parte del todo que componían ambos, viviendo en algo así como un mundo propio creado por y para ellos, y su diversión.
La relación que tenía con Lorca y como vivió el momento de su muerte nos harán conocer mucho mejor los pensamientos profundos de amor y admiración que sentían el uno por el otro, teniendo siempre en cuenta que a pesar de la tristeza, Dalí poseía una falta de empatía difícil de vislumbrar en otras personas: “Por eso puedo confesaros con melancolía, sin el menor asomo de vergüenza, que las sucesivas muertes de cada uno de mis amigos, al superponerse en capas muy finas de <<falsos sentimientos de culpabilidad>>, acaban por formar parte de una almohada blandísima, recostado sobre la cual me duermo, por la noche, más fresco y menos angustiado que nunca”.
Sin duda, creo que leer de primera mano las palabras de Dalí, es una de las pocas experiencias que nos elevaran a salir contra lo insípido conservador del día a día, y a entender su obra artística como la satisfacción espiritual de Dalí.
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