La verdad sobre el caso Harry Quebert, Joël Dicker

La novela comienza con Marcus Goldman, un escritor convertido hace poco en famoso, que siente que no puede ni andar por las calles tranquilamente sin que unos cuantos fans le atosiguen. Tras el éxito de su primera novela, está deseando escribir otra, sin embargo, padece la enfermedad del escritor, y siente que nada de lo que escribe superará lo anterior.
Ante la desesperación, decide ir a visitar a su profesor y mentor de literatura de la universidad, Harry Quebert, ya que este vive en una pequeña ciudad y le puede servir de retiro espiritual para encontrar la inspiración.

Por lo tanto, a su llegada a Aurora, New Hampshire, pasa unos magníficos días con su profesor, quién es muy conocido en su ciudad por haber escrito una aclamada novela romántica tiempo atrás. Marcus siempre se preguntó cuál había sido el motivo que Harry había utilizado de referencia para su novela.
De pronto, Marcus descubre que su profesor, hacía muchos años, había mantenido una relación secreta con Nola Kellergan, cuando ella contaba con 15 años de edad. Posteriormente ella murió, y la incógnita sobre su asesinato seguía sin resolver.
Al poco tiempo, Harry es arrestado y acusado de asesinato, al encontrarse el cadáver de Nola enterrado en su jardín. Por lo que Marcus comienza a investigar, ya que cree plenamente en su inocencia, dejando todos los avances realizados impresos en el libro que va escribiendo paralelamente. Los secretos sobre Harry y todos los habitantes del pueblo van poco a poco saliendo a a La Luz, dejándonos completamente intrigados hasta la resolución final del thriller, que llegará con la publicación del libro de Marcus Goldman.
La novela esta narrada a tres tiempos: 1975, 1998 y 2008, solamente al final de la historia podremos dar por concluido este apasionante recorrido.
El Cultural: “El furor despertado por el jovencísimo Dicker y su magistral novela es un furor real, porque éramos ante el gran thriller que todo el mundo esperaba desde Millenium de Larsson, ante una vz napoleonica, que no escribe, boxea”.

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