El día que se perdió la cordura, Javier Castillo

El día que se perdió la cordura es el primer libro del emergente escritor Javier Castillo, publicada inicialmente en la plataforma digital Kindle en 2014. Tras el rápido éxito que obtuvo, varias editoriales le ofrecieron su edición, y tres años después, en 2017, hemos podido encontrarla en papel, con un gran número de ventas, gracias a la editorial Suma de Letras. Un año después dicha editorial publicó la segunda parte de la novela “El día que se perdió el amor”, convirtiéndola también, de forma instantánea, en uno de los best seller más importantes del año.

La novela comienza intrigandonos sobremanera cuando, el 24 de Diciembre de 2013 aparece un hombre caminando completamente desnudo por el centro de Boston, a plena luz del día y ensangrentado. Las personas comienzan a sentir terror cuando le observan, y corren preguntándose cuando llegará la policía, especialmente cuando le ven mas de cerca, y logran adivinar que lo que el hombre lleva en su mano, es la cabeza decapitada de una joven.
Cuando los agentes del FBI le detienen, le llevan inmediatamente al centro psiquiátrico dirigido por el doctor Jenkins, quien será un personaje fundamental en la obra. Junto con el director, está Stella Hyden, una joven agente del FBI que se encarga de interrogar al detenido, llamado Jacob, y quién a medida que se desarrolla su conversación, comienza a sospechar que el detenido le resulta extrañamente familiar, tanto que tiene la seguridad de conocerle desde hace mucho tiempo. Sin embargo, Stella tiene bloqueados la mayoría de los recuerdos de su infancia, por lo que no consigue reconocerle ni lograr identificarle. No entiende por qué Jacob cree saber historias sobre su procedencia, y cuál puede ser el nexo que los une. Sin embargo, desarrolla importantes sentimientos hacia él, que serán claves en la evolución de su propia historia. 

Paralelamente, el autor nos cuenta las vacaciones familiares de la familia del abogado Steven, su mujer y sus hijas en el verano de 1996 en Salt Lake, diecisiete años atrás. La familia, como tantas otras, solía elegir ese pueblecito como lugar de vacaciones, pero aquel año todo parecía diferente. Amanda, la hija mayor de Steven, tropezó con una baldosa de la entrada de su casa de vacaciones, y cuando la levantó encontró un papel amarillento con su propio nombre escrito.
Más tarde, en la tienda de licores del pueblo, conoció a un chico de su misma edad que se quedó embelesado con ella, y que sin saberlo, años más tarde, hará lo imposible para la supervivencia de Amanda.

En mi opinión, la novela de Javier Castillo entrelaza muy bien ambas tramas, incluyendo terror,  suspense, y amor tanto romántico como familiar, explorando los límites de lo que una persona es capaz de hacer por alguien al que quiere.  Es una lectura entretenida a la que no le falta detalle, aunque me gustaría que algunos de los diálogos estuvieran mejor construidos, ya que en ocasiones parecen sacados de películas americanas policiacas típicas. Sin embargo, merece la pena su lectura junto con la del segundo libro que lleva a resolver el misterio sobre las verdaderas historias e identidades de los protagonistas, escrito con un estilo ágil y directo. 

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