Todo lo que sucedió con Miranda Huff, Javier Castillo

Javier Castillo es el joven escritor malagueño cuyo éxito fue “El día que se perdió la cordura”, tras la continuación de la misma, el autor nos trae esta esta entrega.

Miranda y Ryan son una joven pareja de guionistas que se conocieron estudiando juntos en la Universidad de California. Tras el éxito de Ryan como guionista de varias películas de renombre, la pareja decidió comprar una casa en un barrio adinerado de Los Ángeles.
Sin embargo, el matrimonio está pasando por un bache cuyos motivos se irán entrelazando a medida que avanza la trama.

Después de mucho tiempo soportando la situación de un matrimonio infeliz, deciden acudir a un consejero matrimonial. Dicho consejero les recomienda pasar un fin de semana romántico, desconectados del exterior, en una cabaña de Hidden Springs. 

Para desahogarse, Ryan decide visitar a su único amigo y ex profesor, el gran guionista y director de cine James Black, a quien acude siempre por ser la única persona que admira, y en quien realmente confía.

Sin embargo, quizá James Black y la gran película mediante la que se originó su éxito, oculten más secretos de los desvelados en el comienzo.
Ryan, cuando llega el fin de semana, sale al encuentro con sus mujer en la cabaña, por separado, ya que ella le comenta que debe arreglar un asunto en el trabajo. 
Cuando este llega a la cabaña, queda enmudecido al ver dos copas de vino en el salón, y el coche de su mujer en la puerta. Decide inspeccionar la casa a fondo, y descubre, una cortina rasgada en el baño y sangre vertida en el suelo. Desconsolado, busca ayuda para saber qué ha ocurrido.

En mi opinión, tras el suspense y la magia con la que este escritor me mantuvo pegada ea las paginas en su primer libro, este libro me ha sabido a poco. He echado de menos dicha magia. Es cierto que el libro cumple la función de entretenimiento, pero la trama deja mucho que desear. Pienso que he visto demasiadas similitudes con el libro de el gran Jöel Dicker, “La verdad sobre el caso Harry Quebert”, siguiendo el patrón de alumno- profesor-asesinato, pero no está escrito, ni mucho menos, con la maestría de este escritor. El autor se ha quedado anclado totalmente en la superficie de la trama, con un argumento pobre y unos personajes psicológicamente poco construidos, dejándonos con las ganas de ese talento que sacó a relucir en su primer libro.

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